El protagonismo del Clásico
recayó sobre la figura de Rafael Varane. El central francés demostró la pasada
noche que es un seguro de vida en cualquier partido, de esa clase de jugadores
que se acrecientan en las grandes citas. Con tan sólo 19 años, Varane tenía la
misión más difícil desde que llegó al equipo blanco: contener a Leo Messi y los
ataques de uno de los conjuntos más poderosos del mundo. Y cumplió. El ex del
Lens se anticipó en prácticamente todas las jugadas, aprovechando su gran
zancada y su velocidad en el cruce. Varane se convirtió en el salvador del Real
Madrid, y no sólo por el gol que supuso el empate (1-1) y deja muy abierta la
eliminatoria. Ya había evitado para entonces el gol en dos ocasiones clarísimas,
primero sacando desde línea de gol un disparo de Xavi tras un monumental error de Carvalho, y
después cortando de manera magistral un balón a Messi en el área pequeña. Además,
contuvo durante los noventa minutos las acometidas del argentino y de Cesc.
El Bernabéu agradeció la entrega
de este jugador, que asegura siempre que juega que la línea defensiva está bien
cubierta. Y lo hace desde la elegancia, pues sus movimientos son siempre
limpios, es un zagero que arrebata el balón con clase, emulando a Zidane en
este sentido, quien además apostó por su contratación, que se llevó a cabo a
finales de junio de 2011 por 10 millones de euros. Sin duda una inversión muy
rentable. Varane, desde su llegada a Chamartín, supo que su rol iba a ser
suplente, tanto por su juventud como por la presencia de Pepe y Ramos. Sin
embargo, es un jugador que gusta mucho a Mou y a la afición, que siempre juega
bien y que seguramente que tras consagrarse tras el Clásico habrá ganado en
confianza y tendrá más minutos en el terreno de juego.
Aparte del resultado, el interés
previo al partido se centraba principalmente en el clásico duelo entre Messi y
Cristiano, que volvían a encontrarse en un mismo terreno de juego. En esta
ocasión ninguno de los dos fue decisivo. Cristiano se entregó, y a pesar de una participación intermitente tuvo dos
ocasiones claras en las que perdonó al Barcelona. Messi estuvo aún menos
participativo, y sólo en alguna jugada se pudo ver al mejor jugador del mundo. Los
que brillaron fueron los constructores de juego, que manejaron el encuentro a
su antojo. El recital de Andrés Iniesta deslumbró a la parroquia blanca, que se
resignaba a ver a sus jugadores correr detrás del balón cada vez que cogía la
pelota el de Fuentealvilla. Iniesta dio una nueva lección de cómo proteger el
esférico y bailar a su antojo en el terreno de juego. Algo muy parecido a la
labor de Özil en el Madrid. El alemán, amen de ser el talento de los blancos
–anoche bajó un balón de espuela impresionante- es cada vez más luchador, más
físico, lo que le permite abrirse mucho en banda en las contras y llegar con
mucho peligro al área rival. El 10 blanco es tan talentoso que tuvo recursos
hasta para salir airoso incluso de una presión de 3 jugadores blaugranas.
Anoche se vio la mejor versión de los jugadores más técnicos de ambos equipos,
lo que sin duda favorece siempre el espectáculo futbolístico.
La contradicción de Mou
El técnico luso sorprendió al
mundo futbolístico con la suplencia de Casillas en La Rosaleda. Mourinho reafirmó
su decisión declarando que “Adán está en mejor momento de forma que Casillas”
Tras mes y medio donde nadie era capaz de pronosticar con seguridad quien
sería el guardameta del Madrid en cada partido, Iker se lesionó, provocando
muchas dudas en el madridismo. La directiva acertó con la rápida contratación de Diego López, un
canterano experimentado en la liga. Tras llegar la semana pasada, y después de
unos pocos entrenamientos con el primer equipo, Mou le dio la titularidad para
enfrentarse en el partido más difícil del año, el primer gran clásico. El
entrenador portugués evidenció con esta decisión su poca confianza en Adán, y
que verdaderamente la decisión de suplir a Casillas no parecía puramente
deportiva. Pues resulta, cuanto menos paradójico que en el partido más
importante eligiera a un portero que apenas llevaba una semana en Valdebebas
frente a quien consideraba un guardameta en mejor estado de forma que Casillas.
Curioso, al menos.
Polémicas declaraciones de Xavi
Xavi Hernández, el cerebro
blaugrana que ha disputado con el de anoche 36 clásicos, realizó unas
declaraciones que no gustaron demasiado en el entorno madridista. Primero, y a
pesar del famoso “nosotros nunca
hablamos de los árbitros” rajó de Clos Gómez, afirmando que “el gol del empate
llegó en un córner que no era y Cristiano hizo una falta que normalmente es
tarjeta". También atacó al estilo de fútbol madridista cuando declaró:
“Hemos sido mejores, el Madrid vive de nuestras pérdidas”. Si Xavi revisara el
partido se daría cuenta de que precisamente el gol del Barcelona procede de una
pérdida del Madrid, y la ocasión más clara que Varane despejó bajo palos
también es consecuencia de un error infantil de Carvalho. El Madrid no vive de
las pérdidas del Barcelona, las provoca con una presión continúa de jugadores
como Kedhira, Özil o Callejón. No se puede infravalorar al rival por tener otro
estilo. De la misma forma que el Barcelona roza la perfección cuando triangula
al primer toque, la verticalidad del Real Madrid y la llegada en tres toques al
campo rival es un estilo futbolístico que sólo está al alcance de los clubes
más poderosos.
El Camp Nou decidirá quien jugará
la final de la Copa del Rey en una eliminatoria muy abierta, por la igualdad en
los choques entre los dos mejores equipos del planeta. De los últimos 6
clásicos jugados el Barcelona sólo ha conseguido ganar uno. 3 empates y 2
victorias del Madrid redondean la cifra. Este dato, sumado a que siempre hay
goles por parte de ambos clubs, añaden más emoción a un partido que dejaría al
borde de un título al equipo que salga victorioso.
Dani Mozas
@danigonzamozas
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