Raúl González
Blanco se despidió ayer de la que ha sido su afición estos dos últimos años en
Alemania. Una andadura corta pero con gran valor para el 7, puesto que, muchos
le daban por “muerto” tras su salida del Real Madrid.
Dos
años que han dado para 40 goles en 97 partidos con la camiseta del Schalke 04,
números de gran delantero pese a sus 34 años. Logrando llevar al club “minero”
por primera vez en su historia a semifinales de la Champions League y
conquistando el único título que se le había resistido en el Madrid, la Copa. Añadiendo
la salida este año de su nombre, de nuevo, como posible seleccionable con
España, debido a sus goles y a la salida de la última convocatoria de Torres y
la posible baja de Villa. Una vuelta a escena que nos dice mucho del futbolista
del que hablamos, no cualquiera es capaz de estar en boca de todos a su edad y
marcando goles de bella factura.
Sin
embargo, ha decidido alejarse del foco mediático, buscando una mayor
tranquilidad tanto para él como para su familia. No habrá nunca nada que
reprocharle como profesional del fútbol a un futbolista que ha demostrado su
gran señorío dentro del campo como fuera. Pocos jugadores han conseguido tener
a tanta corriente de seguidores a favor, en cualquier lugar de la geografía española
como mundial, los “raulistas”. Aunque también ha contando con numerosos
detractores que han tenido que cambiar sus críticas en alabos,visto su gran
rendimiento en un club un potencial mucho menor que el Real Madrid.
Esta
despedida, no es del futbol profesional, pero si del fútbol de élite. Su futuro
se encuentra ahora en algún destino exótico, como Catar o en seguir el camino
de los Beckham, Henry y compañía, camino a EEUU. Mucha suerte a Raúl en la
nueva andadura que comience a partir de este momento, aunque yo personalmente me
quedo con el mal sabor de boca de no ver salir dignamente de la selección, al
mejor jugador español de la historia
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