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viernes, 30 de noviembre de 2012

Jeques, magnates y fúlbol (I)

Estos últimos años, el mundo del fútbol vive con cierta curiosidad el desembarco de  millonarios interesados en adquirir equipos. Una decena de ricos está dispuesta a revolucionar el mercado a golpe de talonario. Todos tienen una cosa en común. No saben en que gastar sus inmensas fortunas. El fútbol aporta fama, prestigio y sobre todo, más dinero. Un deporte de masas, un negocio rentable, casi siempre, y una buena inversión. La prioridad es vender camisetas o fichar estrellas y los dirigentes se olvidan con frecuencia de aficionados. El único objetivo es sacar beneficio. En este punto, aparece la figura de un magnate o jeque interesado en comprarse un equipo. El propósito es reunir un grupo de jugadores y divertirse cada domingo sentando en su palco. Este fenómeno se ha convertido ya en una tendencia en el fútbol europeo. El modelo empresarial está basado en una inversión económica fuerte, con el objetivo de eliminar deudas, para después construir un equipo sólido capaz de alcanzar títulos, siempre con el dinero como base. El magnate ruso Roman Abramovich inauguró el sistema con la adquisición del Chelsea FC. El empresario petrolero triunfo en Inglaterra y, desde entonces, muchos han seguido sus pasos.

En 2008, el jeque Mansour bin Zayed Al Nahyan (20 de noviembre de 1970, Abu Dabi), miembro de la familia gobernante en los Emiratos Árabes Unidos, adquirió el Manchester City. La operación se realizó a través de un fondo de inversión controlado por Mansour, el Abu Dabi Investment Authority, y la venta ascendió a unos 260 millones de euros. Una cantidad insignificante para un linaje con una fortuna de 360.000 millones de euros. Su riqueza está amasada a base de petróleo. A mediados del siglo pasado, su padre, Zayed Al Nahayn, descubrió una inmensa cantidad de oro negro escondida entre las arenas del desierto de Arabia, y convirtió a un país de pescadores en un estado innovador con una economía potente. Este pequeño emirato custodia el 10% por ciento de las reservas mundiales de petróleo, pero la familia real es consciente de que esta situación tiene fecha de caducidad. Por ello, invierten sus ganancias por en medio mundo. Mansour, hermano del actual califa, está encargado de administrar los beneficios derivados de los hidrocarburos. La compra del Manchester City no supuso un negocio rentable pero se convirtió en una inversión mediática que situó a su emirato en el mapa. El jeque desembolsó mucho dinero en un club asfixiado por las deudas, sin embargo, no le importaba cuánto debería invertir en el equipo, ni si quiera esperaba resultados a corto plazo. Su único propósito era convertir al club segundón de la ciudad de Manchester en el mejor equipo del mundo. No tenía prisa.

El magnate se caracteriza por su discreción. Pocas veces aparece en los medios y apenas visita el Etihad Stadium. Entre sus aficiones se encuentran las carreras de caballos y se rumorea que sueña con invertir en la asociación ecuestre inglesa. Mansour suele vestir los tradicionales ropajes de Oriente Medio, pero cuando visita el palco del estadio se enfunda un traje de impecable confección. Además, como buen empresario tiene unos 40.000 millones de euros depositados en diferentes proyectos y su influencia en la sociedad inglesa está en auge. Un dato: contribuyó con 8.000 millones de euros a impedir la quiebra de Barclays, máximo patrocinador de la Premier League. Las estrellas empezaron a aterrizar en Manchester ante la expectación de los aficionados citizens. La contratación de Robinho abrió el camino a todo un elenco de futbolistas. El brasileño abandonó la disciplina madridista en una operación cercana a los 43 millones de euros pero decepcionó a técnico y afición con un rendimiento por debajo de las expectativas. Poco a poco, la dirección deportiva comenzó a acertar en sus apuestas y el dinero consiguió reunir a un equipo envidiable.

Entre las incorporaciones aparecen jugadores como Emmanuel Adebayor (29), Roque Santa Cruz (21,2), Yaya Toure (30), Carlos Tévez (29), Mario Balotelli (29,5), Edin Dzeko (37), Sergio Agüero (49,4), Samir Nasri (27,5) o David Silva (33). Los resultados de una espectacular inversión empezaron a notarse. La Copa de Inglaterra constituyó el primer éxito de un club que miraba fotos en blanco y negro para recordar sus años dorados. Su técnico, Roberto Mancini sin querer comenzó a sacar partida a una plantilla con un potencial increíble. Esta progresión del equipo permitió alcanzar un objetivo utópico cuatro años atrás. La conquista del campeonato liguero. Los seguidores citizens tuvieron que esperar 44 años para ver a su equipo levantar su tercer título liguero. Una hazaña posible gracias a los petrodólares. Y es que, tras décadas de sufrimiento, descensos y dificultades económicas, un jeque está dispuesto a utilizar su enorme fortuna para cubrir de gloria y títulos al Manchester City. De momento, Mansour ya ha invertido más de 1150 millones de euros. Una frase de Noel Gallager resume el sentir de los aficionados: “Por fin han llegado nuestros príncipes, tras 40 años de miserias”.

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