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martes, 18 de diciembre de 2012

Culpables e inocentes

"Esta liga está prácticamente imposible". Las palabras de Mourinho reflejan una realidad innegable, aunque los jugadores y el presidente se empeñen en animar a la afición con un argumento que no convence a nadie, "El Madrid nunca se rinde". El conjunto merengue cosechó un pobre empate frente al Espanyol, y está a trece puntos del Barca. Por su parte, los azulgranas derrotaron a su máximo perseguidor, el Atlético de Madrid, asestando un golpe definitivo al campeonato liguero. La opinión de los seguidores al fútbol se resume una frase de Simeone: "La Liga es aburrida".

Este Real Madrid es el peor de las últimas temporadas y ya ha perdido un punto más que en todo el año pasado. Los seguidores madridistas aceptan con cierta resignación que su equipo poco puede hacer. Pero lo peor es mirar el calendario y comprobar que aún es Diciembre. Otras veces, un partido en casa era sinónimo de goleada segura, pero esta campaña cuesta mucho ganar, incluso en el Santiago Bernabéu. Por no hablar de lo que sufre el equipo fuera de casa, solo hay que recordar la victoria en Valladolid, donde los pucelanos se pusieron por delante en el marcador en dos ocasiones o la derrota por la mínima ante el Betis. Tras el enésimo tropiezo, José Mourinho, apenas criticó a sus jugadores o al árbitro, una técnica empleada a menudo por el portugués, con el objetivo de buscar responsables. Entre sus comentarios no se percibía el reproche sino más bien impotencia. El técnico luso parece consciente de que su sistema de juego se agota y, de momento, no encuentra solución a la falta de ideas de su equipo. Aún más preocupante es la forma física de los jugadores merengues, si echamos la vista atrás, comprobamos que son los mismos que ganaron el trofeo liguero hace seis meses. Un misterio sin resolver el bajón generalizado de la plantilla.

Y para colmo, cada semana surgen polémicas que desestabilizan el entorno blanco. Lo último, la airada conversación de Mourinho con el periodista de Radio Marca, Antón Meana. Y es que, las críticas al técnico luso son cada vez más continuas e insistentes, y se centran en temas bastante alejados de lo meramente futbolístico. Pocas voces cuestionan si Mourinho es buen entrenador o no. De hecho nadie es capaz ni siquiera de hablar de un sustituto de garantías. En esto también influye el prestigio y dilatado palmarés del portugués. La preguntas se centran en torno si es una buena imagen para el club merengue o si debería asumir más sus errores. Y los debates y reacciones son interminables. La relación entrenador-prensa se deteriora día a día, y en medio, una afición dividida. El divorcio de parte de los aficionados con su mister contrasta con la fe ciega en Mourinho de un sector encabezado por los ultra sur.

Todo indica que la Champions dictará sentencia. Aunque la verdad, ahora mismo, el equipo no está ni para remontar en Copa frente al Celta. En su sillón, Florentino Pérez, mide los tiempos. El presidente es consciente de que las elecciones en la casa blanca están a la vuelta de la esquina. La marcha prematura de Mourinho unida la continuidad de los malos resultados le alejarían de la presidencia al convertirse en blanco de las críticas. Mientras el técnico luso sufra el desgaste, Florentino seguirá teniendo sus opciones intactas. Quizás este rompecabezas de intereses opuestos se resolvería pensando que un club como el Real Madrid está por encima de la venta de periódicos, el ego de su entrenador, la dejadez de sus jugadores y la ambición de su presidente. Pero claro, esto es casi imposible. 






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