El Real Madrid se presentó en las semifinales de la Copa, ante su afición, con una equipo debilitado por las numerosas bajas. Mourinho no pudo contar con Pepe y Casillas lesionados, y además, tuvo que prescindir de Ramos, Coentrao y Di María sancionados. En frente, el Barca acudió a la cita con su equipo de gala. El equipo blanco afrontaba el partido más importante de la temporada (hasta la fecha) en una situación bastante delicada. Con la liga perdida, los esfuerzos merengues se centran en el torneo copero y en la ansiada décima. Las circunstancias nos brindaron una alineación atípica. En defensa, Varane y Carvahlo actuaron de centrales en una noche decisiva para los intereses blancos. Las bandas estuvieron ocupadas por Essien, en la derecha, y Arbeloa, a pierna cambiada, en la izquierda. En portería debutó Diego López. El cantero blanco se antoja decisivo en los partidos importantes. De medio campo hacia arriba, Callejón sustituyó a Di María y Benzema fue el elegido como referencia ofensiva.
El esquema funcionó a la perfección en los primeros minutos. El Madrid presionó la salida de balón blaugrana y contó con grandes ocasiones. Sin embargo, el Barca se mantuvo en el partido y creó peligro en sus acercamientos al área blanca. Nada más empezar, Cristiano aviso con un potente lanzamiento de falta pero Pinto acertó a despejar el esférico. Poco a poco, los azulgranas empezaron a controlar la pelota y a marcar el ritmo del encuentro. La primera oportunidad del Barca llegó a balón parado. Xavi, con un golpe magnífico, estrello en el travesaño la pelota, con un disparo inalcanzable para Diego López. Los blancos neutralizaron la posesión y el dominio cule con organización, presión y garra en cada jugada. Entre tanta tensión, Varane se convirtió en el fichaje de invierno madridista. El francés se consagró en el Bernabéu, ante su afición, y demostró una entereza y mando impropio para su edad. El joven central desfiguró a Messi y encima, ganó al argentino en cada carrera. Además cubrió los errores de sus compañeros (horribles Arbeloa y Carvhlo). Los fallos puntuales en la defensa merengue terminaron por encumbrar a Varane. Impecable todo el partido.
Los equipos se marcharon al descanso con la eliminatoria abierta y todo por decidir. Tras la reanudación, el Barca se impuso con su juego de toque y toque. Por su parte, los madridistas acusaron el cansancio y el despliegue físico. El conjunto merengue se encerró a la espera de una contra letal. La posesión se desniveló en favor de los azulgranas que tuvieron las mejores oportunidades. Arbeloa dejó su banda descuidada en innumerables ocasiones y Dani Alves se encontró con una autopista de dos carriles. El Barca no dudo y volcó el juego por esa banda. Las jugadas más claras acabaron fuera pero en un golpe de suerte llegó el primer gol. En tareas defensivas, Callejón despejó al centro (donde nunca se debe despejar) y Messi, más rápido que nadie, asistió a Cesc que se quedó sólo frente a Diego López. Por méritos propios, los cules se pusieron por delante en el marcador. El partido pudo quedar sentenciado, sin embargo, Pedro perdonó y el Bernabéu respiró. Los aficionados madridistas daban por bueno la derrota por la mínima pero el Madrid a base de coraje consiguió salvar el honor. Sin apenas banquillo, Mourinho dio entrada a Higuaín por un desafortunado Benzema y quitó a Callejón para asegurar el medio con Modric.
Los cambios no frenaron el empuje del Barca, y Khedira y Xabi Alonso, se vieron desbordados por sus propios errores y aciertos del rival. El Madrid empató con un cabezazo de Varane que redondeó una noche mágica. Ozil centró con el alma y el francés se impuso a la defensa cule para conseguir el empate final. Un resultado justo su analizamos el encuentro. Jordi Alba pudo rematar la eliminatoria pero Diego López salvó los muebles. El duelo Messi-Cristiano acabó disipado por un clásico espectacular y vibrante que se decidirá en el Camp Nou.
Los equipos se marcharon al descanso con la eliminatoria abierta y todo por decidir. Tras la reanudación, el Barca se impuso con su juego de toque y toque. Por su parte, los madridistas acusaron el cansancio y el despliegue físico. El conjunto merengue se encerró a la espera de una contra letal. La posesión se desniveló en favor de los azulgranas que tuvieron las mejores oportunidades. Arbeloa dejó su banda descuidada en innumerables ocasiones y Dani Alves se encontró con una autopista de dos carriles. El Barca no dudo y volcó el juego por esa banda. Las jugadas más claras acabaron fuera pero en un golpe de suerte llegó el primer gol. En tareas defensivas, Callejón despejó al centro (donde nunca se debe despejar) y Messi, más rápido que nadie, asistió a Cesc que se quedó sólo frente a Diego López. Por méritos propios, los cules se pusieron por delante en el marcador. El partido pudo quedar sentenciado, sin embargo, Pedro perdonó y el Bernabéu respiró. Los aficionados madridistas daban por bueno la derrota por la mínima pero el Madrid a base de coraje consiguió salvar el honor. Sin apenas banquillo, Mourinho dio entrada a Higuaín por un desafortunado Benzema y quitó a Callejón para asegurar el medio con Modric.
Los cambios no frenaron el empuje del Barca, y Khedira y Xabi Alonso, se vieron desbordados por sus propios errores y aciertos del rival. El Madrid empató con un cabezazo de Varane que redondeó una noche mágica. Ozil centró con el alma y el francés se impuso a la defensa cule para conseguir el empate final. Un resultado justo su analizamos el encuentro. Jordi Alba pudo rematar la eliminatoria pero Diego López salvó los muebles. El duelo Messi-Cristiano acabó disipado por un clásico espectacular y vibrante que se decidirá en el Camp Nou.
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