El partido en Los Cármenes volvió a dejar tocado al Real Madrid. El equipo tenía la obligación de competir en la liga, aunque la diferencia de puntos se antojara imposible de revertir. No lo hizo. El conjunto blanco fracasó nuevamente lejos del Bernabéu, volviendo a ser ese equipo impreciso, sin ideas a la hora de iniciar las jugadas ofensivas. El partido frente al Barcelona fue un encuentro distinto al que se vio el sábado, dos estados de ánimos diferentes en el campo, algo que volvió a reclamar Mourinho, en su enésima llamada de atención pública hacia su plantilla.
El entrenador madridista
culpabilizó de la derrota frente al Granada a los jugadores que no disputaron el
partido copero del miércoles, que supuso sin duda, un notorio esfuerzo físico.
Di María y Coentrao estuvieron ausentes por sanción. Higuaín jugó unos
minutos. Los tres jugadores parecen los señalados. El caso de Di Maríaes
el más significativo, pues mes y medio atrás Mourinho ya cargó contra él en
rueda de prensa, achacando su falta de compromiso tras su renovación. La verdad
es que no se entiende la temporada que está realizando el rosarino, que ha
pasado a ser un reflejo de ese jugador desequilibrante, vertical, habilidoso e
imprevisible con el balón en los pies que enamoró a la afición madridista.
Tras varios encuentros en los que
Mou dejó en el banquillo a Di María, premiando a un siempre trabajador
Callejón, el argentino cuajó su partido más brillante en la manita del Madrid
en Mestalla. En ese choque desplegó todo su fútbol, con un repertorio de todo
tipo de asistencias, una presión asfixiante arriba y una velocidad en el
desmarque que le permitió anotar dos goles. Un partido perfecto, que supuso un oasis
en medio del desierto futbolístico en que se ha convertido la liga. En partidos
como frente a Osasuna, o en del pasado sábado, el estado de forma de Di María
parecía distinto. El argentino apenas abría el campo, limitándose a tocar en
corto o colgar balones en forma de regalos para Toño, el meta granadita. El
Fideo no encaró a la defensa rival, no intentó desequilibrar con sus
movimientos a la defensa cerrada nazarí, algo que desesperó al mister y a
cualquier aficionado blanco, que veía impotente el partido de su equipo.
Declaraciones de Di María tras el partido la manita en Mestalla
El que fue el Ángel de Mou las
pasadas temporadas, ese jugador intocable que siempre aportaba cosas al equipo,
ha protagonizado también jugadas en las que parecía haberse demonizado. Un
ejemplo lo vimos en cuartos de copa frente al Valencia, donde se autoexpulsó en
una acción totalmente evitable provocando su ausencia en el Clásico de
semifinales. Frente al Granada, Di María también provocó un cabreo monumental
del entrenador cuando, a unos minutos del final se fue al suelo y, dolorido,
perdió un minuto para recuperarse cuando el tiempo precisamente jugaba en
contra del equipo blanco. El argentino sabe que está de nuevo en el punto de
mira del cuerpo técnico, a pesar de que Karanka declaró tras su partidazo en
Mestalla que “lo de Di María debía de ser algo psicológico”. El Fideo debe
recapacitar, limitarse a jugar, a dar lo mejor de sí en el campo y volver a ser
el ángel blanco que tanto deslumbró en el Santiago Bernabéu.
Dani Mozas
@danigonzamozas
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