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lunes, 4 de febrero de 2013

Di María: Ángel y demonio


El partido en Los Cármenes volvió a dejar tocado al Real Madrid. El equipo tenía la obligación de competir en la liga, aunque la diferencia de puntos se antojara imposible de revertir. No lo hizo. El conjunto blanco fracasó nuevamente lejos del Bernabéu, volviendo a ser ese equipo impreciso, sin ideas a la hora de iniciar las jugadas ofensivas. El partido frente al Barcelona fue un encuentro distinto al que se vio el sábado, dos estados de ánimos diferentes en el campo, algo que volvió a reclamar Mourinho, en su enésima llamada de atención pública hacia su plantilla.

El entrenador madridista culpabilizó de la derrota frente al Granada a los jugadores que no disputaron el partido copero del miércoles, que supuso sin duda, un notorio esfuerzo físico. Di María y Coentrao estuvieron ausentes por sanción. Higuaín jugó unos minutos. Los tres jugadores parecen los señalados. El caso de Di Maríaes el más significativo, pues mes y medio atrás Mourinho ya cargó contra él en rueda de prensa, achacando su falta de compromiso tras su renovación. La verdad es que no se entiende la temporada que está realizando el rosarino, que ha pasado a ser un reflejo de ese jugador desequilibrante, vertical, habilidoso e imprevisible con el balón en los pies que enamoró a la afición madridista.

Tras varios encuentros en los que Mou dejó en el banquillo a Di María, premiando a un siempre trabajador Callejón, el argentino cuajó su partido más brillante en la manita del Madrid en Mestalla. En ese choque desplegó todo su fútbol, con un repertorio de todo tipo de asistencias, una presión asfixiante arriba y una velocidad en el desmarque que le permitió anotar dos goles. Un partido perfecto, que supuso un oasis en medio del desierto futbolístico en que se ha convertido la liga. En partidos como frente a Osasuna, o en del pasado sábado, el estado de forma de Di María parecía distinto. El argentino apenas abría el campo, limitándose a tocar en corto o colgar balones en forma de regalos para Toño, el meta granadita. El Fideo no encaró a la defensa rival, no intentó desequilibrar con sus movimientos a la defensa cerrada nazarí, algo que desesperó al mister y a cualquier aficionado blanco, que veía impotente el partido de su equipo.

 Declaraciones de Di María tras el partido la manita en Mestalla

El que fue el Ángel de Mou las pasadas temporadas, ese jugador intocable que siempre aportaba cosas al equipo, ha protagonizado también jugadas en las que parecía haberse demonizado. Un ejemplo lo vimos en cuartos de copa frente al Valencia, donde se autoexpulsó en una acción totalmente evitable provocando su ausencia en el Clásico de semifinales. Frente al Granada, Di María también provocó un cabreo monumental del entrenador cuando, a unos minutos del final se fue al suelo y, dolorido, perdió un minuto para recuperarse cuando el tiempo precisamente jugaba en contra del equipo blanco. El argentino sabe que está de nuevo en el punto de mira del cuerpo técnico, a pesar de que Karanka declaró tras su partidazo en Mestalla que “lo de Di María debía de ser algo psicológico”. El Fideo debe recapacitar, limitarse a jugar, a dar lo mejor de sí en el campo y volver a ser el ángel blanco que tanto deslumbró en el Santiago Bernabéu. 

Dani Mozas
@danigonzamozas

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