Abdullah
Ben Nasser Al Thani, primo de
Tamim, jeque del PSG, es propietario del Málaga CF. Se afirma que su fortuna asciende a unos 20.000 millones de euros, pero sabemos poco sus verdaderos ingresos. Si tenemos en cuenta estas cifras, la compra del equipo andaluz no supuso un gran esfuerzo. En 2010, el jeque adquirió la mayoría del paquete accionarial a
cambio de 36 millones de euros. Acto seguido la junta de accionista le nombró
presidente del club. Al Thani se mostró siempre interesado en presidir algún
día el equipo malagueño y sus visitas al palco de la Rosaleda eran frecuentes
durante sus viajes de negocios a Málaga. Esta
temporada cumple su tercer año al frente del club. En este tiempo, el jeque ha
traído la ilusión a una afición cansada de malos resultados. Aunque también se
ha granjeado enemistades. Sus detractores afirman que su compromiso con el conjunto
malaguista dependerá, en gran medida, de la buena marcha de sus negocios en la
zona.
Abdullah
posee empresas de telefonía, agencias de viajes, cadenas hoteleras, centros
comerciales y concesionarios de automóviles. En verano, es frecuente encontrar
a su séquito en los ambientes más exclusivos de la Costa del Sol. Su presencia
no pasa inadvertida. El jeque tiene una plaza reservada en Puerto Banús para su
yate, el Radiant (525 pies de eslora y 10.000 caballos). Entre sus proyectos se
encuentra la remodelación de los recintos portuarios de Málaga y Marbella. La
operación le permitirá tener la concesión de ambos por espacio de 40 años y
previo desembolso de 85 millones de euros. Hoy por hoy, su mayor problema
radica en solventar las trabas administrativas y matizar los convenios a firmar
con el gobierno andaluz, la diputación malagueña y los ayuntamientos
implicados. De momento, el magnate ha sufrido un duro revés, y su proyecto de
ampliación del puerto de La Bajadilla, en Marbella, está prácticamente estancado.
Sus planes se han visto interrumpidos. Y casualidad o no, el club no atraviesa una
buena situación financiera.
La entidad blanquiazul vive una situación delicada. Este
verano, comenzaron a surgir rumores que cuestionaban la solvencia económica del
club. Al parecer, plantilla y cuerpo técnico, no recibían sus salarios. La incertidumbre
reinaba en Málaga. Y los medios comenzaron a hablar de una inminente venta del
club. Pero apareció Abdullah. Los pagos atrasados se efectuaron y la calma regreso a un vestuario inquieto. Esto sirvió para que la UEFA centrara su
atención en el equipo andaluz y vigilará de cerca todos sus movimientos. Entre
tanto, con el objetivo de conseguir liquidez, Santi Cazorla (fichaje
más caro, 20 millones) abandonó el equipo rumbo a Inglaterra, y Salomón Rondón decidió
marcharse a la liga rusa. Para cubrir estas bajas, el club fichó a dos
veteranos delanteros, Javier Saviola y Roque Santa Cruz. No obstante, los aficionados
observaron como la progresión ascendente del equipo se frenaba. El jeque había cerrado el grifo. El Málaga paso de comprar estrellas a tener que venderlas en apenas un año. El arranque liguero y el debut en la Champions sirvieron
para dejar en un segundo plano los temas financieros, pero aún así muchas
voces ponían en duda las cuentas del club. El pago de los salarios se producía
con atraso, la entidad tenía deudas pendientes con otros clubes y las
negociaciones con la agencia tributaria no iban por buen camino. Para colmo, la UEFA decidió retener los premios que el conjunto malagueño debía ingresar por participar en la máxima competición europea, unos 18 millones de euros, de momento. El Málaga debía sanear sus cuentas si quería recibir dicho dinero.
El organismo europeo continuó con sus exigencias y, en diciembre, excluyó al equipo malagueño de cualquier competición europea para la que se clasificara por un año. Según el comunicado oficial, la sanción sería aplicable durante las próximas cuatro temporadas. Además, el Málaga debía pagar un multa de 300.000 euros. Por contra, se le desbloqueo el cobro de los premios acumulados. La entrada de dinero fresco parece haber solucionado todos los problemas económicos. Recientemente, el director general, Vicente Casado, anunció que el club acabará la temporada con un superávit de unos cinco millones de euros. Desde la entidad también se afirma que un acuerdo con Hacienda es inminente y que los pagos están al día. Y claro surgen varias preguntas. ¿El jeque no podía haber adelantado el dinero antes para pagar las deudas? Esto hubiera evitado que la UEFA aplicara sanciones o multas, y de paso el club habría embolsado 18 millones. ¿Por qué está tan preocupada la institución que dirige Platini por las cuentas del Málaga? Si de verdad quiere evitar el fraude fiscal en el fútbol que empiece por los grandes equipos.
En gran medida, la buena marcha de la institución, en el
apartado deportivo, hace olvidar las noticias que continuamente cuestionan su
viabilidad económica. El equipo está situado en una cómoda cuarta posición en el torneo
liguero y ha conseguido una clasificación histórica para octavos de la
Champions League. Los aficionados malaguistas siguen soñando, y el próxima piedra en la camino será el Oporto. El Málaga ha recurrido la sanción ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo y, en espera de una respuesta, confiemos que el conjunto blanquiazul consiga ganar la partida a la UEFA. Aunque, otras experiencias indican que el organismo europeo no suele dar marcha atrás en este tipo de sanciones.
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