El equipo merengue pagó caro su pase a semifinales de la Copa del Rey. En un saque de esquina, Casillas sufrió un golpe en la mano que le obligó a abandonar el campo, además Di Maria y Coentrao acabaron expulsados. Casi simbólico el resultado. Benzema adelantó al Madrid y Tino Costa consiguió establecer el empate final.

Un partido demasiado tranquilo que pronto se pondría interesante (más bien morboso). En un corner, Casillas se lesionó en un mano en un choque fortuito con Arbeloa. El capitán no se recuperó del golpe y abandonó el terreno de juego. Adán, esta vez segundo portero, saltó al campo. En un instante, todas las miradas se centraron en la portería blanca. Mourinho debió pensar que se trataba de una broma. Pero no, aunque no parecía sufrir una rotura, Casillas se sentó en el banco con una bolsa de hielo en su mano. De vuelta al campo, el conjunto merengue probó en varias ocasiones a la zaga valenciana hasta que se produjo el fallo. Ricardo Costa, en una acción digna de un auténtico tuercebotas, no logró despejar el balón. A su espalda, Benzema recogió el regalito y adelantó a los madridistas. El francés por una vez no estaba en fuera de juego. Como en la ida, unos dominaron (esta vez sin ocasiones ni árbitros de por medio) y otros pusieron el gol.
Bajo la sombra de la manita, el resultado era bastante honroso. El Valencia se marchó al descanso con un derrota mínima, aunque se opciones de pasar, a la vista de la actitud del equipo. La segunda parte se presentaba aburrida pero los blancos se empeñaron en animar el partido. Coentrao, el portugués rebelde, recibió la segunda amarilla. El lateral está en caída libre, y, la vuelta de un Marcelo, en forma, se antoja una prioridad. El Madrid aguantó bien con diez, tampoco tenía que arriesgar. Mientras, el conjunto valenciano apretó de forma tímida y consiguió el empate. Tino Costa lanzó una falta escorada, en apariencia inofensiva, que acabó colándose en la portería merengue. El balón atravesó un bosque de piernas (y al propio Adán) y entró en la portería.
La igualdad en el marcador no animó a un Valencia en superioridad sobre el campo. La noche acabó con una jugada absurda, lamentable o como queráis llamarla. Di María quiso redondear su temporada (hasta la fecha) con una expulsión de verdad. De esas que no dejan lugar a dudas. El argentino suma un rendimiento pésimo este año, se permite hablar sobre los árbitros y cuando juega un partido bien, según él, "tapa bocas". Pues bien, en un cruce de cables soltó una coz a Joao Pereira, en busca de la roja. Y el colegiado se la concedió. Dos expulsiones y una lesión. El Madrid salió tocado de Mestalla pero demostró ser superior sin necesidad de ayudas. Que tome nota Di Maria.
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