Pol Espargaró ha sido
galardonado hoy con el Pingüino de Oro en la concentración de Pingüinos 2013
que se ha celebrado, como en los cuatro últimos años, en Valladolid. Con ello,
se premia la actuación de Pol en la última temporada del Mundial de
Motociclismo en la que logró el Subcampeonato en la categoría de Moto 2.
Personalmente, pienso que es un reconocimiento no sólo por las carreras ganadas
o por los buenos puestos logrados sino que puede ampliarse a muchos otros
aspectos ya que, a veces, no todo es ganar.
Alguien
tenía que reconocer el coraje, el tesón y las ganas que Pol Espargaró ha puesto
en esta última temporada. Sin abandonar su filosofía de “Never give up”, Espargaró
nos ha deleitado con la mejor de sus temporadas desde que empezó a correr en el
Mundial de Motociclismo. Cuando las cosas se ponían difíciles y cualquiera
habría tirado la toalla en su lugar, Pol sacaba su mejor sonrisa y se subía a
su moto dispuesto a luchar contra cualquier contratiempo que se interpusiera en
su camino. Se me viene ahora a la cabeza una imagen que estoy segura
muchos recordaréis, la imagen de Pol durante el GP de Mugello de esta última
temporada. Pol cayó al suelo durante una de las sesiones de entrenamientos en
un incidente con Zarco, lo que tuvo como consecuencia un esguince de tobillo.
La imagen concreta que se me viene a la cabeza es la de un tobillo hinchado del
tamaño de un balón de fútbol y la perpetua sonrisa de Pol a pesar de lo
acontecido. Espargaró no estaba preocupado por su tobillo, no. Estaba
preocupado porque éste no entrara en la bota y, por ello, no pudiera realizar
los entrenamientos clasificatorios o disputar la carrera al día siguiente.
Finalmente, y gracias de nuevo a las ganas que tiene Pol de comerse el mundo,
éste se subió a la moto con la predisposición de no sólo realizar una
prudente actuación en los entrenamientos clasificatorios sino de conseguir una
majestuosa pole. Al día siguiente, el dolor de las magulladuras de la caída era
más acusado en el piloto que el día anterior, pero no hubo dolor físico
que pudiera con sus ganas de luchar por ganar, y así lo hizo el gran Polyccio,
terminando la carrera en una increíble segunda posición que sólo le fue arrebatada
por Ianonne en la última curva.
No os estoy hablando
de un superhéroe, no. Pol Espargaró es un chico de carne y hueso, y esto es
sólo un ejemplo de entre muchos otros, como su indiscutible y máxima
deportividad, que determinan y definen la forma de afrontar las cosas que tiene
este piloto y que le hacen ser tan admirable, y por ello, merecer este
reconocimiento.
No sé si se habrán
basado en estos u otros criterios a la hora de concederle este Pingüino de Oro,
pero lo que está claro y nadie puede poner en duda es que lo que se dice
méritos no le faltan.
Enhorabuena Pol.
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