La Vuelta a España 2012 supuso un éxito rotundo con una audiencia televisiva media de un millón y medio de espectadores y el 13,7 por ciento de cuota de pantalla. Unipublic, agencia encargado de la creación del recorrido, apostó por un trazado salpicado de llegadas en alto, mientras que la contrarreloj y las etapas llanas quedaron en un plano secundario. Esta fórmula novedosa nos deparó una carrera apasionante de principio a fin. El espectáculo estuvo asegurado con un recorrido a la media de los escaladores y los ciclistas hicieron el resto, como olvidar la exhibición de Contador camino de Fuente Dé.
Este año, los organizadores apuestan por el mismo esquema que tan buenos resultados obtuvo la última edición. La Vuelta de 2013 acogerá once finales en alto, entre cuestas y pendientes. Destacan el final de etapa en Francia, en el puerto de Peyragudes, y la penúltima etapa con meta en el Angliru. Además, ofrece cinco o seis oportunidades claras para los velocistas. Por otra parte, la contrarreloj ocupará un papel irrelevante con 27 kilómetros de crono por equipos en la etapa inicial y 38 kilómetros de individual por las faldas del Moncayo, en un terreno bastante duro. La ronda, que alcanza su 68 edición, partirá de Galicia hacia el sur para después visitar los Pirineos y la Cordillera Cantábrica antes de finalizar en Madrid.
La carrera recorrerá suelo gallego durante las cinco primeras etapas. El 24 de agosto, desde una batea sobre las aguas de la ría de Arousa, arrancará la crono por equipos, en un claro intento por seguir sorprendiendo al espectador. Las primeras rampas no se harán esperar. Los días siguientes, la ronda tomará contacto con las rampas y pendientes en los finales de etapa en el Monte da Groba (2ª) y Mirador de Lobeira (3ª). En 'La etapa del fin del mundo' los ciclistas acabaran en Fisterra, en un recorrido quebrado con paso por el Mirador de Ézaro, en el que Purito consiguió la victoria en la anterior edición. En un intento por dar a conocer los rincones de nuestra geografía, la Vuelta llegará en su quinto día al Lago de Sanabria, en Zamora. Después, el pelotón entrará en Extremadura (tras siete años de ausencia) en unas jornadas (6ª y 7ª) marcadas por un relieve llano, apto para sprinters. Ya en terreno andaluz espera un inédito tríptico de montaña. Primero, la subida a Peñas Blancas, puerto de primera de 16 km al 6,1% y rampas del 16. Luego, la tradicional cuesta de Valdepeñas de Jaén. Con casi un 30% de desnivel, es mas que suficiente para que los aficionados disfruten de una jornada épica. Y para acabar, el Haza Llanas, novedad este año. Un puerto enclavado en Sierra Nevada, con una ascensión de 6,7 km y un desnivel medio casi el 10%. Toma de contacto con la alta montaña que seguro establece las primeras diferencias. Así, se llegará al ecuador de carrera.

En la jornada de descanso, tocará viajar a Aragón. En Tarazona (11ª) se disputará la única contrarreloj individual con 38 km de recorrido por un terreno exigente y con un puerto de tercera hacia la mitad. Después, la carrera se trasladará a Cataluña con dos finales en Tarragona (12ª) y Castelldefels (13ª). Esta última etapa saldrá de Valls, ciudad natal de Xavi Tondo. Dos etapas de transición antes de afrontar la montaña pirenaica donde esperan otros tres finales en alto. La Collada de la Gallina (14ª) repite este año, Peyragudes (15ª) en suelo francés, guinda a una jornada de 232 km con cuatro puertos de primera y un claro guiño al centenario del Tour de Francia y por último, Formigal (16ª), etapa homenaje a Fernando Escartín. Después de encadenar tres etapas de montaña, los corredores descansaran para afrontar el tramo final. Otro tríptico, esta vez en el Cantábrico. En un etapa llana, la carrera llegará a Burgos (17ª) como preámbulo del desenlace final. Al día siguiente, la caravana subirá Peña Cabarga (18ª) antes de entrar en tierras asturianas para ascender el Alto del Naranco (19ª) y el mítico Angliru (20ª). Tres etapas claves que terminaron de decidir el ganador de la Vuelta 2013.
El recorrido favorece a los escaladores como otros años y es propicio a establecer una carrera emocionante, pero esto sólo se sabrá cuando conozcamos quienes participarán en la presente edición. Los ciclistas serán los encargados de poner el espectáculo sobre un trazado que incita a ello. En mi opinión, demasiados finales en alto. Y sobre todo, muchos kilómetros de desplazamientos, más de 2300. Esto también acaba cansando, tanto como pedalear.
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