Sergio Lobera,Foto:laprovincia.es |
Real
Madrid y Las Palmas, salvando las distancias, han comenzado el campeonato liguero de maneras similares.
Tanto amarillos como merengues acumulan sólo 4 puntos en estas primeras
jornadas.
El
inicio isleño fue esperanzador pero los errores defensivos, unidos a las constantes
faltas de concentración en las jugadas a balón parado, han dado la vuelta a esa
ilusión inaugural y propiciado las quejas de la afición, ante un proyecto que
siembra dudas. En situación similar se encuentran los de Mou, que partido tras
partido encajan goles en los que la única responsabilidad recae sobre el
jugador. El marcaje al hombre es concentración, atención y compromiso del equipo, puesto que,
un despiste de uno trae consigo el gol en contra. Los dos equipos cuentan en
estas acciones con su gran talón de Aquiles. Una debilidad que a todas luces
parte de la cabeza de los futbolistas. ¿Cómo es posible cometer un penalti en
el minuto 1? ¿Se puede encajar un gol de córner en primer lance del partido?,
acciones totalmente propiciadas por el despiste.
A esto
le añadimos la “tristeza” de Cristiano, que durante dos semanas ha hecho
olvidar el partido de Sevilla. El jugador clave de los blancos estuvo en el
Pizjuán desdibujado y poco centrado, como el resto del equipo, también hay que
decirlo. De no solucionar esta situación con el de Madeira, poco le queda por
hacer en esta liga a los blancos.
En
situación parecida, aunque sin indicar su “tristeza”, se encuentra el jugador
más desequilibrante de los amarillos, Vitolo, que no deja pasar una rueda de
prensa o entrevista en los medios para comentar su pena por no haber podido
abandonar el barco a tiempo como hiciera Jonathan Viera, aunque después corrija
sus palabras y comente que no le disgusta quedarse. El jugador debe centrarse
de una vez y ver que su futuro más inmediato se encuentra en Gran Canaria para
poder así rendir en el campo.
Y por
último, aunque son entrenadores totalmente diferentes y de experiencias
claramente distintas, Mourinho y Lobera afrontan grandes retos esta temporada. El
portugués ha hecho grandes papeles en muchos clubes el mundo, con sólo un pero,
la tercera temporada en el mismo club. El Chelsea y ahora el Madrid han sido
los únicos equipos en los que el técnico ha querido continuar más allá de su
fórmula de dos años. Ya vimos como acabó la cosa con Abramovich y de no cambiar
el rumbo, quién sabe si habrá ruptura con Florentino y con sus jugadores. De
producirse esto, sí que sería un cisma en la entidad blanca.
Si para Mou, este tercer año en el mejor club
del mundo es de gran importancia, no lo es menos para el míster amarillo, que
encuentra por primera vez la posibilidad de desarrollar su idea de juego en un
equipo con nombre, historia y aspiraciones. Su llegada trajo consigo un halo de
esperanza para la hinchada amarilla, por su buena fe en cambiar lo sucedido en
campañas anteriores, sin embargo, el barco se hunde y de no lograr una victoria
frente al Villareal, su continuidad se pondrá en entredicho.
Jugadas
a balón parado, extrañas sensaciones de sus estrellas, vestuarios contrariados,
un coctel que tanto Lobera como Mou, deben solventar, salvando las distancias,
en estas vidas paralelas.
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