
La debilidad defensiva estuvo acompañada de la incapacidad de sus mediocentros para controlar el partido y crear juego. Una situación similar a la ocurrida en el partido de ida. Mientras Xabi Alonso se encargaba de defender, Modric demostró, otra vez, no ser un centrocampista. Su posición esta más arriba, en la mediapunta. En este puesto, Ozil se diluyó entre los jugadores germanos sin casi participar en el juego. El Madrid tuvo la posesión pero falto profundidad para causar problemas a un rival ordenado y rápido a la contra. El equipo blanco no pudo tirar de pega porque sencillamente no se creaban ocasiones de gol. Cristiano, Di Maria y Higuaín (con problemas musculares) estuvieron desaparecidos y soltaron algún fogonazo sin demasiada pólvora.
El conjunto merengue mostró una fragilidad en su campo propia de otros tiempos. El Santiago Bernabéu apeló en el descanso a aquellas remontadas épicas de los 90 para conseguir situarse primeros de grupo. Callejón y Essien fueron las soluciones de Mourinho. Las únicas opciones si miramos el banquillo. Las nuevas incorporaciones aportaron entrega (nadie aprovecha mejor los minutos que Callejón) y lucha en el medio del campo, y el Madrid consiguió controlar el juego. El Borussia acabó entregando el balón y se retiró en busca de un contragolpe. Pero esta vez el arreón final no fue suficiente para conseguir los tres puntos. Sobre la bocina, Ozil consiguió empatar un encuentro para olvidar con un lanzamiento de falta directa sutil y preciso a la base del palo. Los alemanes siempre fueron superiores a un Madrid irreconocible y venido a menos en los últimos partidos. La realidad es que este equipo arrastra una inercia preocupante pese a los resultados ligueros. Sin duda, el próximo partido frente al Manchester City se antoja decisivo para calibrar el verdadero potencial de un equipo que aspira a levantar 'La Orejona' en Wembley. Después toca recibir al Ajax. La clasificación no parece peligrar, pero está en juego conocer las verdaderas aspiraciones del Madrid para esta temporada.
EL DETALLE: Otra vez la banda izquierda fue un coladero. En la ida jugó Essien y en la vuelta Arbeloa. Mourinho volvió a dejar en el banquillo a Nacho. Con el canterano en la banda izquierda, Ramos y Pepe pueden jugar de centrales y Arbeloa en su banda natural. Una posibilidad, al parecer, impensable para el técnico luso.
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