El
portugués consigue frente al Celta su décimo octavo hat- trick desde que llegó
al Madrid, por lo que se llevó su balón particular, días después de la entrega
en Zurich a Messi del oficial. El 7 madridista se echó el equipo a sus espaldas
marcando en total, 4 de los 5 goles de su equipo en la eliminatoria. Próxima
víctima del “bicho”, Valencia en Cuartos.
No será
un partido que pase a la historia del club de Chamartín, sin embargo, puede
suponer un punto de inflexión en la trayectoria blanca, puesto que, se vio por
momentos al equipo que deslumbró la pasada campaña, con 100 puntos. Casta,
coraje y lucha, propios del emblema merengue, en los que incluimos el hambre de
CR7. Si ya Ronaldo ejerció de capitán el pasado fin de semana con el brazalete
puesto, tras la suplencia de Casillas y luego ya con este en el campo, en este
partido hemos visto al capitán invisible. Líder de la maquinaria, protagonista
de cada ataque de los blancos y con un acierto impresionante, desde su primer
disparo hasta el último. Una actuación, que no sólo gracias al jugador, también
se debe al planteamiento táctico de Mourinho en el día de hoy, dejando libre al
ariete por todo el frente de ataque. El Real Madrid salía al terreno de juego
con Modric, Ozil, Khedira y Xabi Alonso, ganando fortaleza en la medular y
libertad de movimientos al de Madeira para combinar con Benzema. Fruto de ello,
se le ha visto más activo que en otras ocasiones, acertando pases continuos con
sus compañeros que se incorporaban desde atrás.
Un
partido que evidentemente no pasó inadvertido para la parroquia blanca, que le
otorgó varias ovaciones, vítores e incluso cánticos de “Cristiano, Balón de Oro”.
Un sueño por cumplir para Cristiano y que por fin se une al sentimiento
madridista. Comunión entre la grada y su máxima estrella que tanto deseaba el
crack portugués.
No sólo
hay que valorar la actuación de hoy, sino la de estos meses, dónde el equipo no
pasa por su mejor momento pero Cristiano sigue el rumbo para conseguir mantener
el barco a flote, contra viento y marea. Lo certifican sus 16 goles en 18
partidos de Liga, 6 de 6 en Champions, 4 en Copa y 2 de la Supercopa, es decir,
promedio de 1 gol por partido. Le miran con lupa, quizás no se le valore lo que
debe, sin embargo, nunca falla e incluso ahora ha dado un paso más allá con su
actitud sobre el campo. Madurez futbolística y galones en el vestuario del
mejor equipo del mundo. Un binomio que ni el propio Ronaldo ni el Madrid deben
separar bajo ningún concepto si quieren plantar cara al FC Barcelona.
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