Se
acaba la jornada 41, sólo queda una y el paso hacia el playoff se clarifica. La
Unión Deportiva Las Palmas acaba de ganar al Numancia en casa (2-1) y vuelve a los puestos de privilegio. La
Ponferradina no ha sabido aprovechar su oportunidad, cediendo su posición en el
peor momento. Un único partido separa al equipo amarillo de pelear por una
plaza para la mejor liga del mundo. ¿Cuál es la reacción? Pesimismo por el
juego, lo cual en mi opinión es increíble por desacertada.
El
equipo va cumpliendo el objetivo a falta de un partido, ¿lo hubiéramos firmado
antes de empezar? yo creo que sí y ninguno se plantearía si se llega jugando
bien o mal. ¿Acaso cuándo subimos a 2ªA el equipo jugaba bien? No, pero ya
nadie lo recuerda porque sólo nos acordamos de los vencedores sean cuales sean
los medios para alcanzar el objetivo. Con ello no quiere decir que estemos de
maravilla ni que esté bien que el equipo juegue mal pero hay que valorar lo
logrado esta temporada y que no todo el monte es orégano. Si miramos los
últimos resultados de los equipos que también están en la pelea todos sufren lo
indecible para sacar su partido adelante o incluso se muestran inoperantes, véase
el Alcorcón. Las piernas pesan a estas alturas y la tensión es importante para
todos, por lo que el paso que se ha dado en esta jornada es mayúsculo,
independientemente del juego desplegado. La temporada no iba a ser un camino de
rosas, de hecho no lo fue en las primeras jornadas ni tampoco íbamos a subir de
calle con aquella racha espectacular. La segunda división es muy larga y
competida, suena a tópico pero es la pura realidad.
Por
otro lado, quería resaltar una serie de cosas que parece que se nos han olvidado
a todos durante este trayecto. Somos un equipo saneado económicamente, sino
miren lo que les está pasando a clubes como Sporting, Murcia, Jerez, Racing,
etc.. y probablemente veremos síntomas similares en los recién descendidos de
Primera División. Ya sé que me dirán que es un argumento fácil pero no quiero
estar en el pellejo de esos equipos. En segundo lugar, se venía de dinámicas
muy malas de años anteriores, la gran mayoría de jugadores no sabía ni lo que
era ganar tres partidos seguidos ni habían competido a este nivel y eso se lo
debemos reconocer a un entrenador que ha tenido, no nos olvidemos, su primera
experiencia como profesional. Una apuesta de riesgo desde la directiva que día
a día aprende más y que sabe rectificar más que muchos entrenadores con
dilatada experiencia. Sabe dar golpes de timón en el momento más delicado, ya
lo hizo en la primera vuelta y ha demostrado volver a hacerlo. Se equivocará,
será lento en los cambios y mil críticas más que he escuchado pero nos ha devuelto
la ilusión. Si algunos son tan exigentes ahora con el equipo agradézcanselo a
él porque en temporadas pasadas el curso liguero ya se había acabado para
nosotros o peor aún, estábamos en el filo de la navaja frente a la Segunda B.
A todo
esto sólo tengo una cosa que añadir, hay que ser más positivos porque estamos
ante una oportunidad histórica y el tren pasa pocas veces por delante de la
puerta. De no lograrlo esta temporada hay que ser conscientes de que el equipo
se puede desmantelar y nos tocará sufrir la campaña que viene. Además, no se
puede pasar en una semana de querer echar a media plantilla y a la siguiente
querer renovar a todos. No se puede ganar un partido y pretender ganar como el
Barcelona. No se puede dejar de remar ahora, somos la UD, lo de sufrir lo
llevamos en la sangre y sólo queda un paso para llenar el Gran Canaria en
playoff. Vamos a ganar en Murcia y después hablamos del juego.
Arriba
de ellos.
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